domingo, 13 de febrero de 2011

La peligrosidad de la división


La semana en el seno sevillista ha venido marcada por unas declaraciones de Martín Cáceres que hacen patente la existencia de divisiones dentro del vestuario. El jugador charrúa criticó la labor de su entrenador al que acusó de "alinear a sus amigos". Estas palabras dejan a las claras que en el vestuario no reman todos en la misma dirección. Algo que puede tener consecuencias nefastas para los intereses del club nervionense.

La campaña para el Sevilla FC está siendo difícil. Está claro que la llegada de Manzano no ha conseguido paliar los males que presentaba el equipo desde el principio de temporada. El técnico de Bailén no parece haberle cogido el aire al equipo en ningún momento y aún continúa con el rumbo perdido. El conjunto de Nervión ha realizado algún partido bueno bajo la batuta del entrenador jiennense, póngase como ejemplo el partido de Copa ante el Villarreal. Pero sólo han sido meros espejismos como demuestra la línea del equipo durante esta temporada. La desconfianza de la planta noble en Manzano es patente y, hasta cierto punto, lógica. Todo apunta a que ya ha perdido todo su crédito y tiene sus días contados en el banquillo del Sevilla. Tanto es así que ya está sonando con fuerza el nombre de Caparrós para capitanear el próximo proyecto sevillista.

Pero lo peor no es que Manzano no haya logrado dar con la tecla para hacer funcionar a este equipo, sino que no ha conseguido hacer una piña en el vestuario. Todo apunta a que las declaraciones de Cáceres sólo son la punta de iceberg de lo que esta viviendo la plantilla de puertas para adentro. La falta de comunicación entre los integrantes del plantel nervionense parece evidente cuando este tema ha salido a la escena pública. Normalmente los trapos sucios no salen a la luz para no desestabilizar más al equipo. Las declaraciones del jugador uruguayo no son las más idóneas en este momento, aunque sirvan para dar una explicación sobre la mala racha de juego y resultados que atraviesan los sevillistas. Una plantilla dividida es un gran peligro para cualquier equipo, ya que si cada jugador hace la guerra por su cuenta es imposible alcanzar los objetivos comunes. Y hay que tener cuidado porque las consecuencias de la falta de compromiso e interés de algunos jugadores pueden ser más graves aún.

Tras la derrota en Santander, el panorama no parece nada halagüeño. Alcanzar el objetivo de Champions es ahora mismo es más que una utopía. Habrá que esperar que las discrepancias entre Manzano y varios jugadores no dejen a los nervionenses a la deriva. Aunque tal y como van las cosas no apostaría porque el técnico de Bailén vaya a terminar la temporada.

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