sábado, 25 de abril de 2009

Éxitos y "Juandólares"


Mañana será la primera vez que Juande Ramos visite Nervión tras su salida del Sevilla. Pero, como se suele decir, la memoria en esto del fútbol suele ser muy frágil. Lejos de brindarle una buena acogida, la afición sevillista recibirá al manchego en el Sánchez Pizjuán con un ambiente muy hostil. Durante toda la semana se ha promovido desde varios foros de aficionados el lanzamiento de los llamados "Juandólares" cuando el entrenador del Real Madrid haga acto de presencia en el banquillo visitante. Un elemento poco sutil para llamarle pesetero.

Cierto es que la forma en la que el manchego se marchó del equipo rojiblanco no fue la más elegante, pero tampoco se merece este recibimiento quien ha sido el mejor entrenador de la historia del Sevilla en lo que a números de titulos ganados se refiere. El aficionado también debería recordar lo que este técnico ha dado al club, además de comprender que Juande Ramos antes que sevillista es un profesional del fútbol. Y ¿qué trabajador no cambiaría de empresa si le hacen la oferta de su vida? Además todos los ciclos en el fútbol tienen fecha de caducidad.

Es demasiado injusto que la afición se haya quedado sólo con lo oscuro que tuvo aquella etapa y no reconozca con un aplauso a un hombre que con su buen trabajo consiguió poner al Sevilla en la vanguardia futbolística de España y Europa. Pero independientemente de lo que sea justo y lo que no, actos como el de los "Juandólares" no se corresponden con el señorío de la afición sevillista, a la que sus derrotistas a buen seguro ya habrán tachado de poco agradecida utilizando esta sandez como principal argumento.

Lo peor de todo es que estas nimiedades han acaparado más protagonismo y expectación que el propio partido. Distracciones que no vienen nada bien para el entorno de un Sevilla que se está en un momento crucial para alcanzar uno de los objetivos marcados para esta temporada.

domingo, 19 de abril de 2009

Resucitó


Tras dejarse empatar en el descuento por el Numancia en los albores de la Semana Santa, el Betis vivió su particular calvario al quedarse a un solo punto del abismo de la clasificación. Todo ello se saldó con la destitución de un Paco Chaparro que desde hacía varias jornadas había perdido toda la confianza que la afición y parte del club habían puesto en él. Lo cierto es que la destitución del trianero era algo esperado, ya que el Betis se estaba descomponiendo cada vez más con el paso de las jornadas y no se le veía capacidad de reacción alguna.

El Domingo de Resurrección lo fue en todos los sentidos para el equipo verdiblanco. El conjunto dirigido ahora por Josep María Nogues, un novato en la categoría, consiguió un triunfo en Santander que es fundamental para acercar a los heliopolitanis a la salvación. De nuevo tuvo que ser en el Sardinero. Allí se vio un Betis con un cambio de actitud importante, pero que dejó a las claras cuales son las virtudes y los defectos que lleva arrastrando durante toda la temporada. Es decir se volvió a ver una parcela defensiva demasiado endeble y un ataque demoledor y de calidad.

Aunque lo más destacable es el cambio que se vio en algunos jugadores, como por ejemplo el caso de Emaná quien dio todo un recital y estuvo al nivel de la primera vuelta. Esto deja muchas preguntas en el aire. ¿Había perdido la plantilla la ilusión con Chaparro? Lo cierto es que en los últimos partidos se vio claramente que el ambiente entre los propios jugadores no era bueno, lo que ha ayudado a que un equipo no exento de calidad fuese en caída libre. Dicha situación ha precipitado la marcha de un Chaparro que perdió el timón de la nave hace varios meses y que no fue capaz de recuperar el rumbo. Y ese buen rumbo se perdió curiosamente tras la polémica que se produjo entre el trianero y Xisco. Tras ese suceso el equipo entra en un grave bache de juegos y resultados, lo que puede indicar que existía cierta división en el seno del vestuario. El cambio de entrenador es acertado porque a buen seguri reactivará e implicará de nuevo a muchos jugadores que estaban el ostracismo más absoluto.

Nogués ha traído un necesario soplo de aire fresco a la plantilla heliopolitana, como se demostró en Santander. Pero el partido con el Sporting dirá si todo fue un espejismo o el verdadero comienzo de la resurrección de un Betis al que muchos daban ya por muerto.