domingo, 18 de julio de 2010

Con una estrella en el escudo


Con una estrella en el escudo. Así vuelve la roja de Sudáfrica. El fútbol español por fin conquista el mundo. Ya era hora de que el deporte más popular de nuestro país pudiese superar ese complejo de inferioridad que tenía respecto a otros, como pueden ser el tenis y el baloncesto. Al fin llegó el éxito para una selección que siempre solía crear muchas expectativas pero que por una cosa u otra siempre terminaba su camino en decepción. El gol de Iniesta redime a todas aquellas buenas hornadas de futbolistas que como mucho llegaron a cuartos, y pone al fútbol de nuestro país en el lugar que se merece.

Sin duda alguna, algo ha cambiado en el combinado español desde la Eurocopa de Austria. Desde entonces, el equipo es mucho más competitivo y, lo que es más importante, tiene una mentalidad ganadora. Esto unido a la calidad y humildad de los jugadores convierten a la roja en un equipo casi invencible. Pero la clave para conseguir el éxito en el Mundial de Sudáfrica ha estado en mantener una filosofía de juego basada en la construcción y el manejo de balón, algo que ha brillado por su ausencia en la mayoría de selecciones. Gracias a ello, España siempre se ha mostrado superior a sus rivales, que en ocasiones tuvieron que tirar de malas artes para parar el despliegue del equipo español. Sin duda alguna, esto es mérito de los jugadores pero también de Vicente del Bosque, un entrenador discreto y trabajador, que ha sabido mejorar aquella base de selección que heredó de Luis Aragonés. El técnico salmantino ha estado sobresaliente. Su lectura de los partidos ha sido sublime, sabiendo en todo momento que teclas había que tocar para sacarlos adelante, como ocurrió con el cambio de Llorente ante Portugal, o con la inclusión de Pedro en la mediapunta ante Alemania.

Sin embargo, tampoco ha sido todo positivo. La mala actuación de Fernando Torres es lo que peor sabor de boca ha dejado a los aficionados españoles. El delantero madrileño ha sido una sombra de lo que es en Liverpool. Se ha demostrado que no ha conseguido coger la forma tras la lesión de rodilla que sufrió recientemente. Quizás Del Bosque debió pensarse más su convocatoria porque el juego del 'niño' se basa mucho en el físico y en la explosividad. Sin eso se ha demostrado que es bastante limitado. En la otra cara está David Villa. El ahora delantero del Barcelona ha hecho un excelente Mundial. Por lo que ha demostrado, el asturiano se merecía el Balón de Oro que al final se llevó Forlán.

A partir de ahora, algo tan inalcanzabe como una estrella representará en la camiseta la realización de uno de los sueños que han tenido los aficionados durante muchas generaciones. Por ello sólo cabe seguir celebrándolo y dar gracias a estos jugadores por las alegrías que están dando.

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