domingo, 17 de enero de 2010

Año nuevo, pero todo sigue igual


El 2010 no ha traido de momento nada nuevo para el Betis. El equipo verdiblanco ha comenzado el año con la misma irregularidad con la que terminó el nefasto 2009. Ésta es sin duda una mala noticia para un club en el que deben cambiar las cosas muy mucho sino quiere fracasar una temporada más. De momento, parece que el dueño del club sigue con luna venda en los ojos y confiando en continuar con una estructura de club que se presenta ruinosa, deportiva y económicamente hablando, a corto y medio plazo.

La realidad es que 2010 ha empezado con ciertas similitudes a 2009. El Betis sigue sin encadenar victorias seguidas y se mantiene lejos de los objetivos marcados a principio de temporada. Otro de los paralelismos con la temporada anterior es que el entrenador ha sido superado por las circunstancias y parece haber perdido el timón de una nave verdiblanca que navega a la deriva con una gran cantidad de altos y bajos. Y es que Tapia, al igual que le ocurriera a Chaparro, parece que comenzará la segunda fase del campeonato muy cuestionado por la afición y por el propio club. Si no cambia mucho la situación en las próximas jornadas, el de Baena se sumará en breve a la larga lista de entrenadores que han sido fagocitados por el vestuario y por la situación de decadencia que vive en la actualidad el club.

Lopera, al igual que ocurriera en el ejercicio anterior, ha intentado enmascarar la mala situación a través de nombres. La campaña pasada fue Oliveira, además de Bsport y los supuestos compradores que salían a la palestra cada vez que se ponía la cosa fea. Este año el nombre elegido ha sido el de Juande Ramos. Pero en esta ocasión, la bomba le ha estallado en las manos al máximo accionista, algo que ha enervado un poco más a una afición que ya comienza a estar harta. Lo peor de todo es la situación que ha tenido que vivir el actual técnico del Betis, que tiene que trabajar sabiendo que está totalmente sentenciado. Sin duda alguna, este gesto demuestra una gran falta de sensibilidad y clase por parte del máximo accionista.

Sin duda alguna, los más perjudicados en todo esto siguen siendo los aficionados a los que ya se les ha agotado la paciencia tras ver un domingo sí y otro también a un equipo sin alma ni actitud que se arrastra por los campos de Segunda División. El bético ha tenido que bajar sus exigencias al mínimo. Ya sólo pide a sus futbolistas que corran y que luchen. Pero por desgracia la dejadez que existe en la cúpula del club verdiblanco se ha hecho extensible al terreno de juego. Corren malos tiempos en La Palmera.

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