sábado, 10 de abril de 2010

La Copa de la chapuza

Los actos y eventos organizados por la Federación Española de Fútbol en los últimos tiempos sólo pueden calificarse como chapuzas. El máximo ente del fútbol español ya se sacó de la manga la celebración de un centenario totalmente ficticio ante la posibilidad de que su actual cúpula no ocupe el cargo en la fecha real de dicha conmemoración. Una forma de proceder cuanto menos sonrojante. Pero disparates como este quedan en nada ante el último desaguisado protagonizado por el organismo que dirige Ángel Villar y que afecta a la final de la Copa del Rey. La dejadez de la Federación ha provocado que a día de hoy no se sepa ni dónde ni cuándo se disputará el partido, algo vergonzoso, y más, teniendo en cuenta que hay un Mundial a la vuelta de la esquina.

Con esta actitud, parece que a la Federación no le importa nada esta competición. Algo que es un total sinsentido, ya que es la única que organiza el organismo federativo. Esta situación, sin duda alguna, va a herir aún más a una competición que con los años ha ido perdiendo prestigio y que se ha convertido en un banco de pruebas para los jugadores menos habituales. La falta de interés que muestra la Federación ante la Copa del Rey se traslada a los grandes equipos, que año tras año la tiran por la borda al considerarla un premio menor. Cuanto tienen que aprender Villar y su "camarilla" de Inglaterra, donde los calendarios están detallados desde principios de temporada y donde se cuida el prestigio y el encanto de todas las competiciones.

Por otro lado, el que no haya una fecha ni un escenario definido para la final es una total falta de respeto a dos clubes centenarios como son Sevilla y Atlético. La fecha elegida puede ser un hándicap para ambos equipos, ya que a lo mejor no pueden contar con sus internacionales debido al Mundial que comenzará en junio. Así que puede haber una merma en el potencial de ambos equipos y, claro está, en la calidad del partido. Aunque los más perjudicados de todo esto son sin duda los aficionados, que tendrán que preparar con premura un desplazamiento masivo con las dificultades que ello conlleva.

Los presidentes de ambos clubes deberían plantarse y exigir de una vez a la Federación que designe una fecha y un escenario. Lo que no se puede consentir es que un organismo pasota esté jugando de esta manera con una afición como del Sevilla, que al final seguro que es la que sale más perjudicada.

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