sábado, 29 de agosto de 2009

Una temporada entre el cielo y el infierno

El fútbol sevillano vivirá entre el cielo y el infierno está temporada que acaba de comenzar. Y es que mientras en Nervión se sueña con pelear por el título liguero y la clasificación para la Champions, en Heliópolis se piensa en salir lo antes posible del pozo de la Segunda División. Entre objetivos tan dispares, se moverán este año todas las emociones, alegrías y decepciones de los aficionados hispalenses, que por desgracia perderán el aliciente del derbi.

El Sevilla tiene una nueva temporada para hacer soñar a su hinchada con hacer algo importante, como viene siendo lo habitual. El equipo de Nervión se presenta como el tercer equipo en discordia y como favorito en un grupo de Champions muy asequible, recompensa conseguir a sus buenas actuaciones en Europa durante las últimas temporadas. El equipo rojiblanco se ha reforzado bastante bien con jugadores con cierto nombre como son Zokora y Negredo, y jóvenes promesas lo suficientemente contrastadas como Sergio Sánchez. Parece que tras los últimos fiascos de alta cuantía para las arcas nervionenses, Monchi ha acertado esta temporada al apostar por lo seguro. Sobre todo, con el delantero madrileño el Sevilla da un salto de calidad con respecto a los dos últimos años, ya que ha contratado a un goleador de garantías capaz de disputar el puesto a jugadores como Kanouté o Luis Fabiano.

La gran duda vuelve a estar en el banquillo. Manolo Jiménez ya ha sido cuestionado por una parte de la afición durante la pretemporada. Cierto es que el Sevilla sigue sin hacer un juego espectacular, pero sigue teniendo orden y pegada. Quizás el de Arahal deba ser más ofensivo este año por el perfil de jugador que se ha fichado. A priori, el Sevilla con estas incorporaciones ha conformado una plantilla más equilibrada que la del año pasado y con la suficiente calidad para aspirar absolutamente a todo.

Por el contrario, en la acera verdiblanca de la ciudad se prevé una temporada bastante dífícil. Y difícil no solamenete por tener que ascender de nuevo a primera sino por el cisma, casi guerra civil, entre los distintos estamentos del club, cuyo final cada vez parece más lejano. En el Betis los problemas extradeportivos siguen acaparando todo el protagonismo con el perjuicio deportivo que ello conlleva. El equipo de La Palmera ha acertado en la contratación de Antonio Tapia como entrenador, que en el poco tiempo que lleva aquí ha demostrado ser profesional, y lo que es más importante, que sabe lo que quiere. Así no le ha temblado el pulso a la hora de señalar y quitarse del medio a todos aquellos jugadores que demuestran poco nivel de implicación, llámense Emaná, Ricardo o Xisco. Lo negativo es que como siempre la planificación ha sido mala, lo que hace que al de Baena le sobren un gran número de jugadores en la plantilla.

El equipo verdiblanco ha mantenido gran parte del bloque que descendió la temporada pasada, por lo que es el equipo a batir en Segunda División. Esto hará que todo sea un poco más complicado aún. Pero el Betis tiene que demostrar ese puntito de calidad que le dan jugadores como Sergio García, Nelson o Pavone. Serán los jugadores de este corte los que estén llamados a marcar la diferencia en esta categoría. En cuanto a los refuerzos, se puede decir que se han conseguido buenas incorporaciones de hombres con experiencia en la categoría y no exentos de calidad. Aunque como siempre ocurre en el Betis, a ver si llegan a cuajar aquí los Nacho, Sunny, Goitia o Iriney.

El camino para los equipos sevillanos será largo y más díficil de lo que muchos se piensan. Pero esperemos que el final de ese camino lleve tanto a la Plaza Nueva como a la Puerta de Jerez.

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