domingo, 3 de octubre de 2010

Bajo el paraguas del entrenador

Con todo lo que ha llovido en el Sevilla en este principio de temporada, el único que al final se ha mojado ha sido Antonio Álvarez, cuya destitución era como la crónica de una muerte anunciada. El ya ex entrenador sevillista quedó condenado con la sorprendente eliminación en la previa de la Champions ante el discreto Sporting de Braga. El consejo de administración sólo esperaba un tropiezo para, cual Reina de Corazones, cortar su cabeza. Cosa que sucedió tras las derrota ante el recién ascendido Hércules. Es cierto que el equipo de Nervión ha empezado de una manera irregular y no dando buenas sensaciones. Pero cabe preguntarse si el único responsable de esta situación es el entrenador.

Antonio Álvarez quizás no sea el mejor que ha tenido el Sevilla en los últimos años, pero su destitución a simple vista parece precipitada, a pesar de los fracasos cosechados por el equipo de Nervión en Europa. El de Marchena ha sido destituido habiendo perdido un sólo partido en Liga y dejando al equipo entre los cinco primeros clasificados. Lo que no es lógico es que se le renovase el pasado 30 de julio cuando el tiempo ha demostrado que realmente no era la primera opción que manejaba la secretaria técnica para ocupar el banquillo sevillista. La figura de Álvarez ha servido de paraguas para que parte de la directiva no haya salido mojada del chaparrón que ha asolado al Sevilla en el inicio de la campaña. Apuntando al entrenador se tapan los errores que ha cometido la zona noble del conjunto nervionense. Y es que, como ya apuntaba El Duende Crítico en un artículo anterior, la planificación realizada provoca muchísimas dudas y no parece estar a la altura de los objetivos que se ha marcado la entidad. Y, sobre todo, no parece ser la más adecuada para unos socios que son los que más pagan por su abono en el fútbol español. No se puede consentir que de cinco jugadores que han llegado, dos sean cedidos, ni tampoco que se pongan parches de última hora por la marcha de algún jugador. Aunque aún es pronto, de momento se ha demostrado que lo fichajes no han venido a mejorar lo que había, ni a solucionar las carencias que tenía el equipo desde temporadas anteriores.

Llama la atención que el sustituto de Álvarez sea Gregorio Manzano, quien entraba en todas las quinielas para dirigir al Sevilla desde el final de la temporada pasada. Parece que la decisión estaba más que pensada desde hace tiempo. De momento, el técnico jiennense ha comenzado con buen pie enlazando dos victorias consecutivas. Aunque en el juego se ha visto poca o ninguna variación. También hay que tener en cuenta que este entrenador sólo ha conseguido triunfar en equipos de perfil medio y bajo, y que fracasó con estrepito en el Atlético de Madrid, que de momento es su única experiencia en un equipo de los llamado grandes. Habrá que esperar que la presión no le pueda y que sepa manejar un vestuario con varios jugadores estrellas.

Manzano es la última esperanza de las altas esferas del Sevilla para enderezar una temporada que se ha torcido desde el principio. Si, por mala suerte, el de Bailén no lo consiguiese quedaría claro que el problema no está en el banquillo, con lo que los aficionados empezarían a volver sus ojos al palco.

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