domingo, 31 de enero de 2010

Víctor y victoria

Con Víctor Férnandez llegó la victoria. Tras varios meses perdiendo todos los encuentros lejos de Heliópolis, el Betis consigue una victoria balsámica en Córdoba. La segunda etapa del técnico aragonés en el banquillo verdiblanco comienza con buen pie y con una mejora de imagen, ya que el equipo bético en ningún momento se pareció a ese equipo apático que más que jugar ha deambulado por los campos durante varios meses.

El principio, sin duda es esperanzador. Parece que Víctor tiene muy claro como quiere que juegue el equipo y lo que es más importante ha sabido transmitirlo a los jugadores. Pero la afición bética no se puede confiar porque cada vez que el equipo de La Palmera cambia de entrenador se suelen sacar buenos resultados al principio para después venirse abajo. El ejemplo claro está en el inicio de temporada que cuajó el equipo con Antonio Tapia. Por ello, la principal preocupación que debe tener el técnico aragonés es la de implicar a la plantilla desde el primer minuto hasta el final. Sin duda alguna, la poca implicación y actitud de muchos de los jugadores que están llamados a tirar del carro fue lo que sentenció al anterior inquilino del banquillo heliopolitano.

El cambio de entrenador se veía desde todos los sectores del beticismo como algo que era necesario. Había que dar un golpe de efecto que consiguiera dar un soplo de aire fresco y ha devolver esa ilusión pérdida. Aunque el zaragozano no era precisamente el más deseado por la afición parece que de momento lo ha conseguido. Lo cierto es que desde fuera Víctor parece un hombre con más carácter que Tapia, quien no supo imponerse en un vestuario lleno de jugadores de elevados sueldos.

En los últimos ascensos conseguidos, el Betis siempre ha cambiado de entrenador, circunstancia que se vuelve a dar en la presente temporada. A priori, Víctor no lo tiene demasiado difícil para que el equipo verdiblanco consiga su objetivo, ya que está tan sólo a cuatro puntos del ascenso con una vuelta entera por delante. Si sigue mantiendo su fortaleza en casa, a menos que mejore un poco fuera no tiene que tener problemas para terminar en los puestos de ascenso. Pero ya saben como es el Betis.

sábado, 23 de enero de 2010

Una Copa para no quitarse el sombrero


Por segunda temporada consecutiva, el Sevilla de Jiménez se encuentra a las puertas de una semifinal de Copa del Rey. Si no ocurre una catástrofe, el equipo de Nervión dejará en la cuneta al Deportivo y se jugará el pase a la final ante Getafe o Mallorca en las próximas semanas. La andadura del equipo rojiblanco en la presente edición de la Copa es para quitarse el sombrero, o en este caso, para no quitárselo, ya que este elemento ha tomado protagonismo al haberse convertido en el talismán de Del Nido para esta competición.

Sombreros a parte, lo cierto es que el Sevilla se postula como el principal aspirante para ser campeón de la presente edición de la Copa del Rey. Más si cabe, cuando han quedado en la cuneta equipos tan fuertes como Valencia, Real Madrid o Barcelona, del que dio buena cuenta el equipo del Pizjuán. Por ello, el conjunto de Nervión es, a priori, el más fuerte que queda vivo en la competición, convirtiéndose en el rival a batir. La final se ve cerca, pero no hay que confiarse porque este es un torneo en el que los equipos más modestos se crecen, como ya han demostrado el Celta o el Alcorcón por poner algún ejemplo.

Esta claro que la consecución de un título es un éxito y es lo que principalmente desean todos los estamentos del club. Pero la brillante andadura en la Copa está teniendo un aspecto negativo para el conjunto sevillista, ya que lo está alejando de su objetivo primigenio. Y es que el equipo de Jiménez lleva varias jornadas cosechando malos resultados, lo que ha propiciado que caiga hasta la séptima posición en la tabla y que el tercero le saque la nada despreciable cantidad de ocho puntos. El título de Copa es muy importante, pero no tanto como para descuidar al equipo en Liga como ocurrió en Barcelona. La Copa sin Champions puede resultar a la larga un premio menor. Por ello es urgente que el entrenador arahalense consiga terminar con esa doble cara que está presentando el Sevilla en las últimas jornadas.

Nervión huele a Copa y a fiesta. Pero habrá que esperar que el equipo aprendiese algo el año pasado para no caer de nuevo en lo más llano.

domingo, 17 de enero de 2010

Año nuevo, pero todo sigue igual


El 2010 no ha traido de momento nada nuevo para el Betis. El equipo verdiblanco ha comenzado el año con la misma irregularidad con la que terminó el nefasto 2009. Ésta es sin duda una mala noticia para un club en el que deben cambiar las cosas muy mucho sino quiere fracasar una temporada más. De momento, parece que el dueño del club sigue con luna venda en los ojos y confiando en continuar con una estructura de club que se presenta ruinosa, deportiva y económicamente hablando, a corto y medio plazo.

La realidad es que 2010 ha empezado con ciertas similitudes a 2009. El Betis sigue sin encadenar victorias seguidas y se mantiene lejos de los objetivos marcados a principio de temporada. Otro de los paralelismos con la temporada anterior es que el entrenador ha sido superado por las circunstancias y parece haber perdido el timón de una nave verdiblanca que navega a la deriva con una gran cantidad de altos y bajos. Y es que Tapia, al igual que le ocurriera a Chaparro, parece que comenzará la segunda fase del campeonato muy cuestionado por la afición y por el propio club. Si no cambia mucho la situación en las próximas jornadas, el de Baena se sumará en breve a la larga lista de entrenadores que han sido fagocitados por el vestuario y por la situación de decadencia que vive en la actualidad el club.

Lopera, al igual que ocurriera en el ejercicio anterior, ha intentado enmascarar la mala situación a través de nombres. La campaña pasada fue Oliveira, además de Bsport y los supuestos compradores que salían a la palestra cada vez que se ponía la cosa fea. Este año el nombre elegido ha sido el de Juande Ramos. Pero en esta ocasión, la bomba le ha estallado en las manos al máximo accionista, algo que ha enervado un poco más a una afición que ya comienza a estar harta. Lo peor de todo es la situación que ha tenido que vivir el actual técnico del Betis, que tiene que trabajar sabiendo que está totalmente sentenciado. Sin duda alguna, este gesto demuestra una gran falta de sensibilidad y clase por parte del máximo accionista.

Sin duda alguna, los más perjudicados en todo esto siguen siendo los aficionados a los que ya se les ha agotado la paciencia tras ver un domingo sí y otro también a un equipo sin alma ni actitud que se arrastra por los campos de Segunda División. El bético ha tenido que bajar sus exigencias al mínimo. Ya sólo pide a sus futbolistas que corran y que luchen. Pero por desgracia la dejadez que existe en la cúpula del club verdiblanco se ha hecho extensible al terreno de juego. Corren malos tiempos en La Palmera.